UN TESTIMONIO QUE NACE DEL CORAZÓN

G. B.

Un testimonio que nace del corazón
De María del Duca
No había comprendido muy bien el por qué, y aunque llegué tarde y estaba afuera, de todos modos, había llegado hasta allí. Cuento brevemente a los hermanos todo desde el principio. Benedetta y yo habíamos partido a la tarde del interior de Pesaro, con mi viejo coche que hasta el día anterior tenía una pieza del motor averiada, pero había encontrado el dinero a tiempo para hacerlo arreglar. En menos de un par de horas estábamos en Porto Sant'Elpidio donde nuestra amiga Donella y su hijo David, que ya no podían venir, nos habían regalado generosamente su habitación pagada en un b & b. Así que allí esperamos cómodamente la llamada de los hermanos del arca de Gubbio para ir a lo de Giorgio.
No me extenderé para describir un par de descripciones debido a factores externos que ocurrieron mientras tanto, por eso es que llegamos un poco tarde a la casa de Adoniesis. Allí delante dejé rápidamente a mi amiga, mientras me dirigía a estacionar el auto en el lugar designado, a unos cientos de metros al final de la colina. Allí, el último grupo se fue con el transbordador, yo me quedé sola y, por un malentendido, nadie volvió a recogerme.
Él estaba sentado en el sofá y algunas mujeres que estaban allí, ante mi excitación, por la emoción y la incredulidad debido al repentino cambio de situación, me invitaron repetidamente con gestos a acercarme a él. Pero yo persistía en permanecer en la entrada, me sentía una rezagada, como una intrusa, en medio de esas bellas personas. Giorgio se vuelve hacia mí y muy amablemente me invita a acercarme, luego con mucha naturalidad, a sentarme a su lado. Imaginaba que hasta hace poco, sus santos pies sangrantes descansaban en ese lugar del sofá, entonces dudando y diciéndole "He tenido una serie de inconvenientes", por respeto, me puse en cuclillas cerca, evitando sentarme sobre el sofá.
Giorgio, mientras me invitaba a mirar y tocar sus manos, comienza a hablar partiendo de los contratiempos, los contratiempos de los últimos, los Últimos que serán los Primeros. No me siento capaz de repetir lo que dijo Giorgio, dirigiéndose a mí con amor, no quisiera arriesgarme a cambiar ni una coma, conceptos nacidos del Amor y la Justicia profunda que me tocaron por dentro y me explicaron mi vida, evadiéndome. Conceptos fundamentales, universales, como sólo de él he sentido expresar así espontáneamente, tan bien que los hace simples, evidentes y comprensibles para cualquiera. Como lo hace siempre.
Por ellos debemos luchar, siguiendo su ejemplo. Mi vida redimida en un momento, por esas palabras que liberan el espíritu, fortalecido por su compromiso total, por su dolor vivido concretamente hasta el último instante, que lo acerca a todas las víctimas de esta sociedad, dándoles una voz, una Voz potente de quien ha aceptado venir y sufrir contigo para sacarte del fango con la fuerza sobrehumana aumentada por la elección del gesto de amor altruista incondicional.
Yo la última en llegar, fuera de horario, expulsada de los esquemas preestablecidos del mundo material, acogida con amor, en un instante todo adquiere un sentido constructivo, con la economía de esa energía que lo impregna todo, que inevitablemente prevalece siempre en el justo, como la de una pequeña semilla que brota en primavera, dejando atrás toda la oscuridad, el frío, la soledad, la podredumbre en la que ha vivido en el invierno. Todo esto me acompañó durante unos eternos minutos. Me hubiera gustado besar esas manos y hasta esos pies espontáneamente, como hace una madre o una abuela para calmar la caída de un niño, manos y pies que, fruto del sacrificio por amor, crean y atraen amor. Pero por respeto me quedé con el barbijo, y lo besé con el corazón. El delicado aroma de su sangre, después, permaneció en mis manos por unas horas.
María del Duca
29 de diciembre de 2021
Adjuntos:
27-12-21 Ecce Homo
https://www.thebongiovannifamily.com/cronicas-de-las-arcas-2021/9882-ecce-homo.html
27-12-21 La mirada en el alma
https://www.thebongiovannifamily.com/cronicas-de-las-arcas-2021/9881-la-mirada-en-el-alma.html