Millones de niños y niñas en grave peligro tras el terremoto más mortífero de Myanmar en décadas

UNICEF pide una respuesta urgente ante los graves daños causados en hogares, escuelas, hospitales e infraestructuras críticas
NUEVA YORK/BANGKOK/YANGON, 30 de marzo de 2025 - Millones de niños y niñas están en peligro tras el devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el 28 de marzo, y que agravó una situación humanitaria ya de por sí grave.
UNICEF advierte del creciente impacto del desastre sobre la infancia y las familias, cuyas necesidades van en aumento a medida que las réplicas se suceden. Además, pide a la comunidad internacional que intervenga de manera urgente para dar apoyo a los esfuerzos vitales que se están llevando a cabo con el fin de ayudar a los niños, las niñas y las familias.
"Este terremoto es otro duro golpe para los niños y niñas de Myanmar, muchos de los cuales ya vivían en una situación de conflicto y habían tenido que enfrentarse a desplazamientos y privaciones", declaró Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. "En cuestión de minutos, perdieron a seres queridos, sus hogares y su acceso a los servicios esenciales. Las necesidades son descomunales y aumentan cada hora que pasa".
El terremoto y las réplicas causaron una destrucción generalizada en el centro de Myanmar, especialmente en Mandalay, Nay Pyi Raw, Sagaing, Bago y Shan. Según cifras oficiales, al menos 1.600 personas han muerto y más de 3.400 han resultado heridas, entre ellas muchos niños y niñas. Se espera que el número de fallecidos aumente a medida que continúan las operaciones de búsqueda y rescate y se conoce la magnitud real de la catástrofe.
También han resultado gravemente dañados hogares, escuelas, hospitales e infraestructuras críticas. Numerosas comunidades se han quedado sin electricidad ni conectividad móvil a causa de los desprendimientos de tierra y el derrumbe de las carreteras.
Muchas familias que ya subsistían en condiciones muy frágiles se enfrentan ahora a dificultades aún mayores ante la falta de acceso a agua salubre, atención de salud y un lugar donde refugiarse.
Los niños y las niñas se encuentran entre los más afectados, ya que se enfrentan a un mayor riesgo de sufrir lesiones y traumas, quedar separados de sus familias y perder la poca estabilidad que tenían en sus vidas. Los equipos de UNICEF están en el terreno en las zonas más afectadas por la catástrofe, y trabajan con sus aliados y con los equipos de respuesta locales para evaluar las necesidades y prestar asistencia de emergencia.
Como parte de su respuesta inicial, UNICEF está movilizando 80 toneladas métricas de suministros vitales, como botiquines de salud, productos médicos, tiendas de campaña y kits de higiene con jabón, compresas sanitarias y desinfectantes, y está preparando su distribución entre los niños, las niñas y las familias que más los necesitan.
"Esta catástrofe se suma a una situación que ya era de extrema dificultad para la infancia", afirmó Russell. "UNICEF está intensificando su labor vital y, aunque la comunidad internacional está respondiendo, es urgente movilizar más recursos para salvar y proteger la vida de los niños, las niñas y las familias. Además, con el fin de poder atender a las personas que más necesitan ayuda, es imprescindible un acceso humanitario seguro, rápido y sin trabas a las zonas afectadas".
En Myanmar se da una de las emergencias humanitarias más complejas del mundo. Incluso antes del terremoto, más de 6,5 millones de niños y niñas necesitaban asistencia, y uno de cada tres desplazados era un niño o una niña. Pese a todo, la financiación de la respuesta humanitaria sigue siendo insuficiente: hasta la fecha se ha recibido menos del 10% del llamamiento de Acción Humanitaria para la Infancia de 2025.
UNICEF reclama financiación urgente para intensificar la distribución de productos y servicios de ayuda vital para los niños y las familias afectados por el terremoto, como agua salubre, atención médica, protección, apoyo psicosocial y educación de emergencia.
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