Los rohingya de Myanmar, los niños y niñas siguen sufriendo ataques mortales en el estado de Rakhine

NUEVA YORK/KATMANDÚ/BANGKOK, 25 de agosto de 2024 – Siete años después de que cientos de miles de rohingya huyeran de la violencia y la persecución en Myanmar, el conflicto continúa agravándose en el estado de Rakhine, en la costa occidental de Myanmar, donde se ha producido un aumento de víctimas y desplazados en el municipio de Maungdaw en medio de informes que indican que un creciente número de personas buscan refugio y protección en Bangladesh.
UNICEF ha recibido informes alarmantes de que los civiles, en particular los niños y las familias, están sufriendo ataques o han quedado atrapados en el fuego cruzado, y como consecuencia de ello ha habido muertos y heridos graves. La labor humanitaria en Rakhine se ha vuelto extremadamente difícil. Los servicios esenciales, como el acceso al agua potable y la atención sanitaria, están en peligro, una circunstancia que resulta agravada desde enero por los cortes en la electricidad, las telecomunicaciones e internet. La situación está afectando tanto las actividades civiles como las operaciones humanitarias.
"Siete años después de que una mortífera ola de violencia obligara a miles de familias a abandonar sus hogares en busca de seguridad, los nuevos informes sobre actos de violencia nos recuerdan de manera dolorosa las continuas amenazas que pesan sobre los niños y niñas en Myanmar", ha declarado Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. "En Rakhine y en todo el país, los niños, las niñas y las familias siguen pagando el precio del conflicto con sus vidas, sus medios de subsistencia y su futuro. Las partes en conflicto deben cumplir con su obligación de proteger a la infancia".
El 5 de agosto de 2024, según informes, bombardeos de artillería y ataques con drones causaron la muerte de unas 180 personas, entre ellas un número considerable de mujeres y niños y niñas, cuando intentaban huir de las hostilidades cerca de la orilla del río Naf, que delimita la frontera entre el sudeste de Bangladesh y el noroeste de Myanmar. Ese mismo día, unas 20.000 personas tuvieron que desplazarse a la fuerza de tres barrios del centro de Maungdaw.
Los días 6 y 19 de agosto se hundieron en el río Naf varias embarcaciones que transportaban a decenas de personas –muchas de ellas mujeres y niños–, y entre las víctimas había menores de edad.
Desde el 13 de noviembre de 2023, la escalada del conflicto ha desplazado a unas 327.000 personas en el estado de Rakhine y en el municipio de Paletwa, en Chin. Esto eleva el total actual estimado de desplazados internos en el estado de Rakhine a más de medio millón de personas.
En todo Myanmar, la crisis humanitaria que se intensificó en febrero de 2021 sigue deteriorándose rápidamente, y los niños y niñas soportan la carga más pesada de la incesante violencia, que incluye graves violaciones, desplazamientos en masa y el práctico colapso de los sistemas de prestación de servicios de salud y educación. La escalada de ataques y enfrentamientos ha provocado el desplazamiento de unos 3,3 millones de personas, de las cuales casi el 40% son niños y niñas. En 2024, una cifra sin precedentes de 18,6 millones de personas –casi un tercio de la población del país–, incluidos 6 millones de niños y niñas, necesitarán ayuda humanitaria.
La población rohingya que huyó de los ataques y la violencia en 2017 se unió a los refugiados que ya se encontraban en Bangladesh procedentes de anteriores oleadas de desplazamientos. Juntos, suman casi un millón de desplazados. Siete años después, cerca de medio millón de niños y niñas refugiados rohingya crecen en el mayor campamento de refugiados del mundo, y muchos de ellos nacieron allí. La comunidad de refugiados depende por completo de la ayuda humanitaria y vive en refugios temporales en campamentos muy congestionados. En colaboración con el Gobierno Provisional de Bangladesh y sus aliados, UNICEF les proporciona agua y saneamiento, establece centros de tratamiento para la diarrea y facilita el acceso a servicios de salud y nutrición para niños y mujeres embarazadas, así como a una educación de calidad. UNICEF también asiste a los niños afectados por la violencia, el abuso y el abandono con servicios de protección y respuesta.
"El apoyo continuado de Bangladesh a la población refugiada –especialmente a los niños y niñas– es encomiable y fundamental", afirmó Russell. "En los últimos 12 meses nos ha preocupado cada vez más la situación en materia de seguridad de los campamentos y los informes sobre violaciones de los derechos de la infancia. Estamos dispuestos a apoyar al nuevo Gobierno provisional de Bangladesh para garantizar que estos niños y niñas estén protegidos y tengan acceso a servicios fundamentales".
En Myanmar, UNICEF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto con el fin de que cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos para proteger a los civiles, especialmente a los niños y niñas, y garantizar su seguridad y bienestar. UNICEF también hace un llamamiento para que todos los agentes humanitarios tengan un acceso seguro y sin obstáculos que les permita prestar ayuda humanitaria.
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