EL DECÁLOGO DE LA DEPENDENCIA MÁS FEROZ
¿Qué pasó ese 9 de julio de 1816?

¿Qué pasó ese 9 de julio de 1816?
Hubo un contra Congreso el 24 de marzo de ese año, Buenos Aires decide iniciar este congreso en Tucumán como respuesta política a lo que fue el Congreso de los Pueblos Libres que se había iniciado en Arroyo de la China, lo que hoy es Concepción del Uruguay, en donde el artiguismo había promovido, por ejemplo, que nuestros tatarabuelos santafesinos, entrerrianos, correntinos, incluso algunos bonaerenses y cordobeses habían fijado la idea no solamente de ser independientes, sino de tener igualdad, por ejemplo, en la distribución de la tierra y generar un plan de integración de las producciones internas y sacarlas por los ríos Paraná, Del Plata y Uruguay de forma verdaderamente integrada, de acuerdo a las necesidades del pueblo y no de las multinacionales como se hace hoy, cuando se discute la cuestión de la llamada hidrovía.
Lo cierto es que un 9 de julio de 1816, 29 congresales votaron aquella declaración, que decía solamente, independencia de España, días después, le agregan de cualquier potencia extranjera.
La suerte de esos 29 congresales fue muy difícil, ya que 11 de ellos terminaron torturados, encerrados y asesinados. Es muy curioso que sobre toda esa historia sepamos poco y nada. El tema es que hoy en definitiva, todavía no somos independientes y eso realmente produce mucho dolor.
Por Juan Alberto Rambaldo
Esta es una reflexión de nuestro amigo Carlos Del Frade que me viene bien para hacer un nuevo llamado a la acción.
Creo que estamos confundiendo lo que quiere decir independencia, que no es el hecho de una mera declaración formal, si bien en su momento tuvo importancia. Independencia es una actitud, una postura, es una decisión política y como vemos en nuestro país, evidentemente esas decisiones son más de dependencia que de independencia.
Quizás, alguno la pueda identificar con algún país pero en realidad, el control no está en manos de un determinado país sino en manos de aquellos, que yo llamaría los dueños del mundo y que no solo tienen el control de Argentina.
Parecería ser que la gente que está en este momento en el gobierno, se siente feliz en ese medio de dependencia sintiéndose como si fueran parte de esa estructura, cuando en realidad son unos meros títeres del accionar de ese monstruo que es el capital financiero internacional y los grupos de poder.
Es muy difícil pretender que determinadas cosas cambien si no se produce realmente un cambio sustancial en la estructura en las relaciones de producción y en el desarrollo de las fuerzas productivas del país.
El cambio de conciencia no es simplemente un cambio de conocimiento, es un cambio de actitud, y estos suponen luchar por la justicia y ante situaciones tan injustas como las que estamos padeciendo. Creo que si realmente queremos formar conciencia tenemos que llamar a la acción en defensa de nuestra soberanía nacional, de nuestra soberanía popular y de nuestra soberanía personal.
Programa N° 192, emitido el 19/7
